martes, 14 de noviembre de 2017

Capítulo 158: La insoportable levedad del ser

Ya lo decía Milan Kundera:

"El hombre nunca puede saber qué debe querer, porque vive solo una vida y no tiene modo de compararla con sus vidas precedentes ni enmendarla en sus vidas posteriores."

Dudas existenciales que se meten en las cabezas vacías de vidas plenas e ideas, dudas que solo sirven para preguntarse si el camino elegido podrá recorrerse con paso tan firme y seguro como cuando se empezó. Interrogantes y la necesidad de un eterno retorno a ese momento donde no se era suficientemente adulto como para no arriesgarse, ni suficientemente joven como para tener que dar explicaciones de las decisiones tomadas.

Un retorno a ese tiempo en que todo parecía mejor, a la osadía y el descaro de actuar vehementemente, de hacer algo tan pasional y temerario que pareciera digno del más exaltado de los románticos del siglo XIX, independientemente de las consecuencias y de los daños emocionales, porque entonces eramos inmortales. 

Antes lo querías, lo buscabas y lo tomabas, y si no podías era porque te lo impedían, no por ti. Ahora lo quieres, lo buscas pero te encuentras con la losa de la experiencia y de una piel curtida con mil cicatrices que te recuerdan que el dolor pasa pero el sufrimiento no se olvida. Es un miedo que ya no hace héroes.

La taza rota del budista en la que sigue bebiendo. Un no te quiero querer porque antes de que me quieras, como se quiere a un perro, me marcho con cualquiera que se parezca a ti. Palabras nunca dichas que llenan de vacío y encogen el corazón. La horma del único zapato que llevaría alguien que siempre tiene los pies en el suelo. Ironías del destino que hacen que la felicidad sea un simple "sí, yo también" y la perdición un... no sé.

Somos circunstancias y somos capricho, somos el no me vale solo con una vida, ahora sé que necesito más.

Soy la dicotomía del "eres lo mejor que me ha pasado, ojalá no te hubiera conocido", soy el "en realidad tú no eres la solución, es que yo soy el problema". 

En días como este me doy cuenta que necesito alimentar constante mi mente de momentos y sensaciones, necesito una caja de Pandora que no tenga fondo, un ying para saber si yo soy yang, necesito justo eso que he elegido, porque sí, joder, y necesito, sobre todo, cerrar la boca, porque lo único que soy son palabras y cuando salen todas me quedo como desnudo y eso me vuelve vulnerable, inseguro, insoportable, como la levedad de mi ser.


Frase del día: "-1 hora 57 minutos- Pero fue un suspiro"(Wa)
- Me crosta tanto olvidarme. Let it go...

   

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