miércoles, 30 de mayo de 2012

Capítulo 105: Schadenfreude

Siempre he sentido admiración por el pueblo alemán, por sus costumbres y su forma de hacer las cosas (algunas claro, cuando se meten en merdés hacen temblar hasta a las piedras) así como por esa personalidad tan reservada y estereotipada que transmiten. He admirado su seriedad, su eficacia, el sentido práctico y estricto de hacer las cosas, hablando llanamente, lo cuadrados que son y lo cuadrados que los tienen.

Y tal vez, toda esta admiración, se debe a esa ley no escrita que dice que buscamos justo lo que no tenemos, que en mi caso es la fuerza de voluntad.

Pero apesar de tener un aprecio especial a ese férreo carácter germano, lo que realmente me ha dejado perplejo y gratamente sorprendido es un pequeño detalle de su rudo y kilométrico lenguaje. Tienen una expresión que debería ser nuestra, y que sin embargo solo poseen ellos. Shadenfreude o lo que lo mismo, ese sentimiento de alegría por la infelicidad o sufrimiento del prójimo. Vamos, el deporte nacional de España: la envidia malsana con final feliz.

Parece mentira que, una sociedad tan pragmática y reservada, tengan una palabra que pueda parecer más propia de culturas de sangre caliente o sureñas. Schadenfraude, curioso.

Y curioso es que, apesar de que lo más alemán que tengo es el nombre y algunas biografías de jerarcas nazis de la Segunda Guerra Mundial, ese sentimiento lo comparto completamente.

Sí, alguna vez he sentido que el schadenfraude se apoderaba de mí. Shopenhauer decía que la envidia es un rasgo humano y que todos la sufrimos, pero que gozar del schadenfreude, es demoniaco. Curiosamente, al leerlo, ni me he sorprendido ni me he espantado, algo debía sospechar ya sobre mi verdadera naturaleza.

Sentir envidia por la felicidad ajena o alegría por su fracaso es el primer síntoma de que algo no funciona bien en tu vida. Resulta fácil aceptar las buenas noticias cuando estás en la cresta de la ola, cuando todo es suficientemente perfecto como para no te importe que los demás compartan el paraíso contigo. Pero cuando estás en el fondo y ves como poco a poco todos encuentran su tabla de salvación y tú sigues en las profundidades, viendo como la suerte te esquiva como si tuvieras la peste, deseas una ronda de schadenfreude para todos, que invita la casa.

No me juzguéis, no deseo el mal a nadie, y no soy tan mala persona, pero es de ley reconocer que, dentro de nuestra idiosincrasia, hay momentos en que compartir desgracias nos hace sentir absurdamente mejor. Mal de muchos, consuelo de tontos, y este refrán si que es nuestro.

A raíz de esto hoy leía una especie de chiste ilustrado donde se especificaba la mejor manera de joder a tus enemigos. La respuesta era simple: triunfa en lo que quieres triunfar y jódelos con tu éxito. En el fondo todo se vertebra con un mismo axioma: la felicidad, como el dinero, llama a la felicidad, y causa la mismas alegrías y los mismos celos. No hay más. Todos soportamos una cierta cantidad de felicidad ajena, sobre todo de quienes queremos, pero a veces también nos convertimos en jueces divinos y decidimos quien la merece y quien no, y por ello nos jode tanto que algunos de ellos la consigan.

La única solución es tener un alma muy despegada y no importarte lo que hagan los demás, o directamente no querer enterarte, porque ojos que no ven, corazón que no siente. Yo, como ser imperfecto que soy, escojo siempre la segunda opción.

La envidia, uno de los pecados capitales de los cuales no estoy a salvo. Pero como persona sensata también he desarrollado unos mecanismos de defensa que alejan de mí esa sensación cuando me invade sin control. He aprendido a ser feliz a mi manera, comparar lo mínimo y a creer en mi momento y luchar por él.

Al resto, buena suerte con la vida, os lo digo de casi todo corazón.


Frase del día:  "Schadenfreude ist die schönste Freude, denn sie kommt von Herzen / Schadenfreude es la alegría más bella, ya que proviene del corazón" (Dicho popular alemán)
-Hoy la alegría más bella ha venido casi sin darme cuenta. Llevo días sin ganas de sonreír y una foto mía ha aparecido en una mañana burgalesa. Sin estar, siempre over the rainbow. Tic, tac... 

 

(Actualización de 7 minutos después de dar por cerrado el post)
Shadenfreude 1 - Vidas ajenas 0. Demoniaco, i know. ¡Muahahahaha!

5 comentarios:

  1. No sé si en mi es esa parte Kartoffeln o no, pero yo también sufro de Schadenfreude. Demasiadas veces y contra quién menos se lo merece, pero no lo puedo evitar. Es tal y como tu dices, que se apodera de uno, y no se puede controlar. Luego lo gestionas para que se note más o menos, pero allí está, no se va.

    Brillante post, as always, y realmente sólo tu podrías escribir un post sobre esto!!!

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  2. Yo soy muy del Schadenfreude. Hay gente que merece que le pase todo lo malo que pueda ser en la vida. No suelo hacer nada para causar el mal pero, si pasa, me alegro. Seh...

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  3. Pues mira, qué quieres que te diga, el Shafluskis este es la sal de la vida. Yo lo tengo también y no me avergüenzo de ello. Hay que alegrarse cuando a los seres queridos les pasan cosas buenas, pero somos humanos, coñe. Y cuando al que le pasan cosas buenas es una persona chunga, pues que le jodan. Y si le pasan cosas malas, pues que le jodan también. El caso es que se joda.

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  4. MMM Schafenfreude... todos la sufrimos, porque somos humanos (aunque algunos más que otros..) Por cierto... esa risa de malo, malísimo es del 'Imp'?. Un beso. Wala

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  5. Hoy venía un poco harta de las clases de alemán, pero oye, si me pones palabrejas así cada día, hasta la Merkel va a venir a preguntarme "Wie sagt man..."

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