miércoles, 23 de marzo de 2011

Capítulo 53: Una cuestión de sangre

No me sentí nada en el momento en que se clavó en mi pie. Ni siquiera sentí dolor cuando los cristales rasgaron con saña el reverso de mi muñeca. Que curiosa sensación el estado de shock, haciéndonos insensibles al daño repentino e inesperado. Saqué la varilla que acababa de atravesar mi carne y me quedé mirando mi calcetín impoluto, en el que tan solo podía verse un pequeño agujero.

No fue hasta que note el calor de mi sangre corriendo por el brazo cuando reaccioné. Me sorprendí a mi mismo mirando ensimismado como brotaba brillante e intensa de mis heridas y no supe determinar si aquello estaba siendo una rendición absoluta ante lo ocurrido o simplemente el despertar de mi lado más oscuro y morboso. Y es que a pesar de mi propia idiosincrasia, de persona benefactora, sensata y calmada ante la vida, puedo tener un lado oscuro.

Puedo tener un lado oscuro si así deseáis. Puedo desarrollar mi potencial tormentoso e iracundo, si es dolor lo que queréis ver en un hombre, ese dolor que puedo transmitir. Puedo tener ese lado oscuro también.

Esa faceta tenebrosa, ese lado desconocido, es lo que me llevó a ir al cuarto de baño sangrando pero con sangre fría metafórica, en claro contraste con la cálida que manaba de mí. Intenté valorar que parte requería la primera cura y situé mi mano bajo el grifo. El agua a presión corrió sobre ella enrojeció toda la pica, a la vez que comprobaba la profundidad de los cortes y los cubría uno a uno. Mientras, en el reflejo del espejo, veía la siniestra sonrisa de complacencia que se dibujaba en mi rostro. Puedo tener un lado oscuro. Para cuando hube acabado con mi muñeca, el suelo del cuarto de baño ya estaba cubierto completamente por pequeños charcos de sangre. Traté de no pisarlos para no romper el fascinante dibujo de figuras que había formado la sangre al brotar de mí y me dirigí a la bañera. Allí lavé mi pie, y tras cortar la hemorragia, lo vendé con fuerza.

No sentí dolor, apenas un pequeño mareo, del que me recuperé casi al instante. Salí del cuarto de baño y contemplé el espectáculo. El rojo centelleante e hipnótico de la sangre destacaba sobremanera en contraste con el azul turquesa, frío y ténue, de las baldosas del suelo. Cojeando y esquivando las manchas y cristales rotos del pasillo, fuí a por mi cámara. Fotografié todas y cada una de las gotas de sangre con una innusual dextereza y no fue hasta que, tras visualizar y comprobar la calidad de todas las imágenes tomadas, no empecé a pensar en como eliminar cualquier rastro de lo ocurrido.

Limitado pero con una energía desbordante, me aseguré de no dejar ni el más mínimo resquicio del accidente. Limpie con detalle cada gota, cada marca, me deshice de las vendas usada, borré todas las huellas de mi paso por el cuarto de baño y volteé la alfombra que había manchado inconscientemente.

Seguí el código. Nunca se es demasiado pulcro ni demasiado detallista cuando hay que pasar desapercibido: agua con lejía, aspirador, desinfectante, ambientador... Me puse un calcetín grueso para esconder la venda del pie, limité el esparadrapo de la cura de la mano a media muñeca y la escondí tras una manga larga. Eché la culpa de mi cojera a unas supuestas agujetas del gimnasio de la mañana e hice vida normal esa noche.

Puedo sentir un lado oscuro que desconozco en mí. Mi miedo irracional a la sangre pasó a ser pura anécdota en ese momento. Aprecié y disfrute de la visión de cada una de mis heridas y yo mismo me encargué de cortar la piel desgarrada y abrir mis cortes para desinfectarlos.

Igual no soy como pensaba, igual soy frío y controlador con el dolor, con mi propio dolor, el dolor que puedo sentir, con el dolor que puedo infligir. Me gusta mi lado oscuro, quiero descubrirlo, quiero diseccionarlo, adentrarme en él. De todas formas, como díria el un buen amigo, de alguna manera es tranquilizante saber que no soy el único en fingir ser normal. No estoy seguro de llevar conmigo a un oscuro pasajero, pero puestos a hacer el viaje de la vida, siempre es mejor saber si se hace acompañado, ¿no?

Tranquilos, de ser así, nunca lo sabréis...


Frase del día: "Sangre. A veces me hace crujir los dientes. Otras me ayuda a controlar el caos" (The Bay Harbour Butcher)
-Not so far...

domingo, 20 de marzo de 2011

Capítulo 52: 24

Gracias por todos los besos
Gracias por todos los abrazos
Gracias por tu risa
Gracias por un primer gran año, un segundo gran año, un tercer gran año, un cuarto gran año...
Gracias por tu mirada marrón que hacías que fuera una mirada verde esperanza
Gracias por hacer sentir Milo y System of a Down
Gracias por hacer posible el sueño de mi vida, te lo debo exclusivamente a tí
Gracias por Picolina y por mi querida Lara
Gracias por darme unos segundos padres
Gracias por Joaquin Sabina
Gracias Terrassa, Besalú, Zaragoza, Madrid, Paris, el mundo
Gracias por hacerme entender un mundo de números en una obtusa cabeza de letras
Gracias por tus locuras
Gracias por la paciencia con mis locuras
Gracias por hacerme sentir lo que me he sentido estando a tu lado
Gracias por un futuro juntos que quiso ser y no fue
Gracias por hacerme entender que la edad en el amor no tiene edad
Gracias por todo lo que me has enseñado, por todo lo que he aprendido
Gracias por noches de pasión y noches apasionantes
Gracias por curar mis heridas
Gracias por quererme como nadie me ha querido
Gracias por ser la mujer de mi vida
Gracias por hacer que no quiera olvidarte nunca
Gracias por hacerme tan feliz


Felices 24 Helensita, I'm yours...

viernes, 18 de marzo de 2011

Capítulo 51:

Noto un vacio interior. Es un vacio que me provoca aspirar aire con la boca, como intentando rellenar ese hueco que ha quedado de forma repentina.


Creo que me falla la respiración, es como si necesitara algo más que aire para mantenerme vivo, cuerdo. Es indiscriptible la sensación de haber perdido esa parte, es irreal no tenerla.

Intento pensar, pero es como ver una película siendo rebonida a gran velocidad, las imagenes se amontonan y apenas distingue un trozo sin que se vea borroso. Tiemblo al intentar pensar como me siento. ¿Cómo se quitan los carteles de la pared, cómo se descuelgan las fotos, cómo le das la vuelta a esa imagen que reinado en tu vida y que te ha visto cada mañana al despertar y te a acompañado cada noche al irte a dormir?

¿Cómo arreglo este roto, que no por llevar roto tanto tiempo, pensabas que no iba a tener solución? Tiemblo, solo me sale eso, temblar. Es frío, frío intenso, del que cala los huesos, un frío que hace minutos no existia.


Palabras duras retumbando en mi cabeza, una actitud de quien se quita un peso de encima, de quien te lo carga a tí. Este año no lo celebraremos juntos. Este año no.


Quiero hacer cosas, quiero sentirme vivo pero no me atrevo a moverme de la silla en la que estoy. No me atrevo a moverme sabiendo que la firma en el contrato de derribo está puesta. La esperanza hoy ha caído, el último bastión se desmorona, ya no hay un El Álamo.


Tiemblo, es lo único que me sale, temblar. Lo irracional, lo interior, lo que dice es todo lo que mi cuerpo siente. Pierdo calor a más velocidad del que puedo recuperarlo. Mi alma se hiela. Estaba solo. Hoy estoy solo sin más.

No quiero pensar en ella, no quiero pensar en palabras que he oído más de una vez, palabras que esconden un mensaje que se entiende como si lo supiera de memoria. No deje temblar.


Es el estado de shock cuando el adios acaba de hacer una herida de muerte. Es la fuerza del que ha sido tocado pero que camina sin dolor, sin conciencia. Tengo frío pero no quiero enfriarme.


Quiero llorar, solo eso, quiero un eternal sunshine of the spotless mind, Elena.



Te sobro... te quiero...

Capítulo 50: Solos

Quien estos días siga la actualidad podrá descubrir que, poco menos, el mundo se acaba. Y lo hace de forma repentina, irremediablemente. Terremotos, tsunamis, radioactividad.

Todos los gobiernos se hacen cruces, todos lo habían advertido, esto tenía que pasar, nosotros ya pusimos solución.

Hoy quiero denunciar la hipocresía de todos aquellos que dicen "Os lo dije" y señalan con el dedo al resto sin darse cuenta que al hacerlo otros cuatro dedos los señalan a ellos. Esto va por los dirigentes que hablan de "apocalipis" a la situación de Japón o se permiten dar consejos y hacer acusaciones de "ocultar la verdad" y definir la situación de la central nuclear como más grave de lo que el gobierno japones reconoce.

Resulta, como poco revelador, pensar que un país como Alemanía o Estados Unidos estén teniendo tan poca sensibilidad con lo sucedido cuando tiene a sus espaldas una dudosa reputación al respecto. La situación nuclear en Japón es una amenaza en potencia origen de un desastre natural incontrolable y de difícil predictabilidad, muy al contrario de lo sucedido hace 66 años, cuando Estados Unidos soltó dos bombas atómicas sobre territorio nipón con la excusa de finalizar una guerra que amenazaba con eternizarse y suponer un alto nivel de baja para sus filas.

Esas dos bombas atómicas, Little Boy, bomba de uranio, y Fatman, bomba de plutonio, cayeron sobre zona militar y sobre todo, población civil, causando más de 220.000 muertos y provocando un número interminado de afectados por radiación que a día de hoy todavía muestra sus huellas en los supervivientes y sus descendencia. ¿Qué deben estar pensando estos "hibakushas" de Angela Merkel y sus declaraciones, o del comisario europeo de energía Günter Öttinger?¿Y de Barack Obama y de todos aquellos países que han evacuado a sus compatriotas por el temor a una supuesta contaminación?. Más de uno debería aprender del señorio de una nación que ha reaccionado a la tragedia con un orden y un sentido común digno de admirar, y que lejos de perder la calma, está dando una lección de coraje demostrando que es un país con espiritú de sacrificio infinito.


Y otra reflexión que me hace dudar de nuestro mandatarios. La situación de los rebeldes en Líbia. ¿A qué espera la Comunidad Internacional para mover un dedo? ¿A que lo combatientes que luchan contra la tirania nepotista de Gadaffi queden encerrados en Bengasi y sean exterminados como ratas atrapadas en un callejón?. Resulta irónico que también sea necesario remontarse a la Segunda Guerra Mundial (y tal vez no tan lejos, ha pasado en muchos países sin interesés económicos reales en ellos) para recordar lo sucedido en el levantamiento del Gueto de Varsovia en abril de 1943. Un grupo de sublevados suplicaron a los aliados, en este caso al gobierno británico, ayuda militar y apoyo logístico para luchar contra los nazis que ocupaban Polonia en pleno declive del Tercer Reich. No recibieron respuesta y sucumbieron ante el ejercito aleman después de dos semanas de enfrentamientos y tras estar completamente rodeados. Destacar como hecho remarcable la insolita situación que se produjo con la siniestra actuación del ejercito soviético. Tras un imparable avance en su guerra contra Hitler, Stalin decidió parar toda su máquinaria bélica justo a las puertas de Varsovia, dejándo que lo nazis ejecutaran sus planes de reconquista del gueto y así dejar a su merced a todos los polacos que lucharon por colaborar en la liberación del país. Los dejaron solos ellos también.


Intereses políticos, burocracia, réditos electorales, diplomacia de salón. El mundo se acaba, sí, pero no como pensamos. Se acaba el sentido común, se acaba la dignidad y el altruismo. Somos todos responsables de cerrar los ojos y no ver esa realidad que no nos gusta pero que nos afecta.

El egoismo es la verdadera enfermedad endémica de nuestra sociedad, queremos un mundo mejor pero sin hacer sacrificios, y total, dentro de 100 años, ¿a quién le importa si yo ya no estaré aquí?.

Realmente, merecemos que la historia se repita, por no acordarnos de ella. Los estamos dejando solos, que nadie se queje cuando se gire la tortilla.



Frase del día: "Podré contar les a las futuras generaciones la terrible historia de las bombas atómicas incluso cuando haya muerto" (Tsutomu Yamaguchi único superviviente "oficial" de Hiroshima y Nagasaki)
-Que su deseo se haga realidad, y que su mensaje no solo llegue, sino que se recuerde. Necesitamos saber de donde venimos para saber a donde ir.

martes, 15 de marzo de 2011

Capítulo 49: Un trozo de papel en blanco (I)

Hace unos días, charlando con una buena amiga, hablabamos de la forma de forma de expresar cada uno nuestros sentimientos, de la forma de escribir de cada persona lo que es la vida, su mundos, sus historias. Incluso de lo complejo que es para algunas de estas personas contar esas cosas por tener la sensación que la palabra no es su fuerte.

Eso me hizo pensar que en el mundo de los blogs está copado por gente que sabe y le gusta escribir y a la que además, le gusta ser leída y reconocida por su buen hacer. Es como si esa capacidad literaria marcara una barrera invisible para todos aquellos que, o no tienen confianza en contar las cosas por vergüenza o por creer que no sean interesantes o que sienten que no van a ser capaces de hacerlo con la misma soltura o "calidad" de los habitualmente exponen sus pensamientos a través de palabras escritas.

Por eso voy a abrir un pequeño espacio en mi blog a personas que no escriben de forma habitual o de forma pública, para gozar de otros estilos de expresarse, de ver las historias, de sentir el mundo de la escritura y la literatura.

El fragmento de hoy es de mi amiga Laura de Rubí, una chica tímida, pero con una gran capacidad de vivir las pequeñas cosas de cada día y apreciarlas en su justa medida. Muchas gracias Laura por concederme el gran honor de contar con un cachito de tu vida.


Soy yo.
Hay temporadas en las que no te sientes bien, la negatividad se apodera de
la positividad y te encuentras fuera de lugar. Te sientes sin fuerzas, como si
estuvieras vacío por dentro, la sensación de estar pasando por esta vida de
puntillas, sin hacer el menor ruido...

Esa sensación me sobrepasa, no me gusta sentirme así, invade mis horas de
sueño, hace que no descanse, no me gusta esta angustia. Quiero dormir. Quiero
dormir, quiero descansar y quiero soñar..

Soñar con recuerdos, sentimientos y cosas que me hacen sentir bien. Un
sueño en el que salga a la calle en un día primaveral, que el sol golpee mi
cara y que el paisaje sea digno de cualquier cuento de hadas, mágico y
colorido. Que al ir paseando por él, pueda ir recordando cosas como cuando mi
padre me decía... -anda chatilla, arráscame la espalda- y yo refunfuñaba, pero
lo hacía y me sentía bien enganchada a él o el simple hecho de entrar por la
puerta después de un día de trabajo y que él me dijera -¿cómo te ha ido el día
chatunga?-. Momentos en familia, en los que simplemente recordando historias o
viendo videos de Martes y Trece, acababamos todos muertos de la risa. Seguir
caminando y caminando a través de momentos, como cuando aquel chico que
trabajaba conmigo, se encargó de cogerme un anillo a escondidas, tomarme la
medida, comprarme uno y esmeradamente meterlo dentro de un capullo de rosa y
este a su vez en una bolsita de piel y decirme que no lo abriera hasta que
llegara a casa. Vaya cara se me quedó.

Continuar la andanza e ir encontrándome gente a la que quiero y la que me
quiere por el simple hecho de der yo, gente que en su día miré a los ojos y en
la claridad de ellos llegué a pensar que los tendría toda la vida, gente con la
que reír y compartir muchos momentos.

Recordar el primer amor, esa sensación que parece que solo tú la estés
sientiendo, que nadie más puede sentir lo mismo. El primer te quiero, el
segundo, el tercero, la pasión.

Quiero que imágenes bonitas recorran mi mente, el mar, el sol, la playa,
flores... sentarme en un campo lleno de amapolas y que en ese momento, una serie
de ráfagas cortas por profundas, invadan mi ser. Amor, ternura, pasión y más
amor, amitad, deseo, mimos, caricias, besos y más ternura, complicidad, emoción,
sonrisas, risas y más caricias, la felicidad absoluta y que sea tanto el
sentimiento, que haga que unas lágrimas empañen mis ojos y al caer por las
mejillas, me despierten, y corra hacia el espejo, me mire y diga...

"Esta sí soy yo y estas son las únicas lágrimas que merece la pena
derramar".

Frase del día: "I'm a creep, i'm weirdo, what the hell i'm doing here?? (Creep - Radiohead)
-Quiero que te des cuenta, cuando no estoy cerca, que eres especial.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Capítulo 48: Vampirize me!

Hacía ya más de cinco años que nadie me vampirizaba (literalmente). Un periodo aterradoramente exagerado para los hipocondríacos, pero exageradamente ridículo para los alérgicos a las agujas.

Y es que en un día de lucidez cuestionable decidí que, para apuntarme al gimnasio, no me vendría mal una revisión un poco más completa que tres auscultaciones al tun tun, y esa decisión a marcardo el devenir de esa mañana.

Tenía hora a las 8.50 am. para el análisis de sangre de marras, y mi otro yo se ha encargado de que no llegara tarde despertándome cada cinco minutos a lo largo de toda la noche. Tras la ducha de rigor, para oler bien en el caso de que me desmayara como un pelele, he afrontado mi camino a la perdición.

El ambulatorio era una fiessssshta, lleno hasta la bandera de entrañables personitas, donde curiosamente yo, era la más joven con varios siglos de ventaja. Tal vez ver a gente tan alegre por allí, valorando y comparando animosamente dolencias en una especie de escala de Richter de los males, me ha tranquilizado.

En esto también ha colaborado el enfermero que nos ha ido llamando para darnos turno en el análisis, ya que me ha hecho sentir como si estuviera en la convocatoria de un Madrid-Barça, ya que antes que a mí ha llamado a David Villa, Sergio Ramos y Ana Busquets, aunque claramente, está última, era el nombre falso que se ha puesto Sergi Busquets para que, 300 abuelos con garrote, no se le echaran encima por haberles provocado un infarto triple anoche.

La espera previa al pinchazo ha sido pavorosa. Aquella puerta no ha parado de abrirse y cerrarse, con un canturreo demencial de números como en aquella famosa canción de las películas de Freddy Krugger :"...uno dos, la aguja va a por tí, tres y cuatro, tu sangre a destajo...". Y lo peor es que, todas la enfermeras que se asomaban, tenían cara de no empezar a tener sentimientos hasta las 11 de la mañana.

Pero es aquí donde el destino me ha deparado una jugada que no esperaba. La persona que ha dicho mi número no era el pequeño Frankestein con migraña. Era la viva imagen de Cristina, una ex pareja, el día que la ví por primera vez. He tenido que mirarle varias veces para asegurarme que no era ella y eso me ha ahorrado los nervios del entrar a la consulta.

No ha sido hasta que, ya sentado y con el brazo estirado, que he empezado a darme cuenta que aquello no me gustaba. Lo bueno es que la chica ha sido muy amable conmigo, incluso ha intentado darme conversación mientras me preparaba, cosa que ha servido de poco, ya que decirme si me iba a comer un donuts o un croisant después de la extracción, no computaba en mi cabeza en aquellos instantes. He de reconocer que, sí en lugar de eso, me llega a decir que si ya no le doy beso tornillo al vernos o que todavía tiene mis calzoncillos de elefantes amarillos y azules en su cómoda, me tiene que sacar sangre con una aspiradora.

Esta vez no miré. Por suerte estoy empezando a diferenciar entre el morbo por las cosas excitantes y el morbo por el morbo de los gilipollas que se marean si ven sangre, y más si es la suya. Lástima que la táctica de morderse un dedo, oir de lejos el susurro de la enfermera, y distraer la vista echando un ojo por la consulta, no haya salido del todo redonda. Mirar para otro lado en una sala donde están sacando sangre a 5 personas más, hace que tengas un 90% de posibilidades de ver brazos de abuelas en plena efervescencia sanguinaria y un 10% de ver tubitos coagulándose como si fuera la cava de Don Perignon Rh+ Gran Reserva de Lestat el Vampiro.

La cuestión es que todo fue bien y rápido, y me he levantado muy digno a por mis cosas. O por lo menos eso he querido creer, ya que la enfermera ha tenido que decir un adios apenas audible con gesto tímido, como si una vez libre de la goma, fuera a salir de allí plan en estampida y sin mirar atrás ni despedirme. Al final, le he agradecido su trato, curiosamente en mí de forma breve y suscinta, y me he ido apretando el algodón en mi brazo como si en lugar de intentar evitar que saliera sangre, temiera desinflarme como un globo.

Resulta paradójico que tema a tan pocas cosas y que un análisis de sangre cause en mi un terror tan irracional. Me imagino que no es lo mismo ver tu sangre que ver la de los demás, y que ciertas personas no estamos hechas para según que cosas, por mucho que en la tele, cine y en los juegos no dejemos de ver litros y litros correr sin que nos conmueva en absoluto.

Doy por hecho que debo ver mi propia sangre como una metáfora de mi vida, y verla correr, verla fluir fuera de mí, revuelve mi propia existencia y me da miedo.

Pero hoy he sido valiente, no más que cualquiera, lo sé, pero este, aunque sea un pequeño paso para la multitud, es un gran paso para mi humanidad.


Frase del día: "¿Siguiente? Yo, vaya, que rápido" (In the Ambulaghetto)
-Recordad, para un atención rápida en la Seguridad Social o vuestro ambulatorio, ir al médico en un día que haya mercadillo en vuestra ciudad. ¡Funciona! A las abuelas les gusta más revolver en montones de ropa que estar de cháchara toda la mañana mientras se hacen pruebas médicas al estilo random.

domingo, 6 de marzo de 2011

Capítulo 47: Me-me suena e-esto

La fiebre de los memes continua, y como que yo culo que veo culo que quiero, me he tirado de cabeza a contagiarme. Allá vamos.

5 COSAS QUE QUIERO HACER ESTE AÑO

-Encontrar trabajo, o que él me encuentre a mi, yo me dejo.
-Apuntarme al gimnasio, y poner en marcha mis ganas de moverme.
-Ser sincero conmigo mismo.
-Meterme en la vida de algunas personas y salir de la de otras.
-Abandonar mi cueva y atemorizar al mundo entero.


5 LIBROS QUE QUIERES LEER

-El arte de la Guerra, de Sim Sum Sim Som Sim Suuummm Uooo -tzu!. Llevo la mitad pero por algún extraño motivo se me atraganta y me recuerda a las tediosas clases de ecónomia y marketing.
-A dance with Dragons, de George R.R. Martin. Como decía Schuster... ¡no hase falta que dises nada más!
-Muerte de la luz, del mismo elemento anterior, es adictivo.
-La siguiente genialidad que anda fermentando por la mente de Terry Pratchett, sea cúal sea.
-El libro secreto de Fl...ssshhhhhhhhhhhhh!


5 CANCIONES QUE ESCUCHES ACTUALMENTE

-Creep de Radiohead, y sin que me duela ni ná.
-Pipas pal pájaro, remix de luxe.
-Lonely day de System of a down hasta que dejé de ser, para mi, la canción oficial de CdHyF.
-Pio mayor a la improvisación total, del maestro Batmanovich Periquinsky!
-Sonata nocturna de lloros y quejas, por el coro de la Real Madrid Academy, con arreglos florales de Punto y Pelota, Roncero's pataletas mode.

5 PERSONAS CON LA QUE QUEDARÍAS ESTA MISMA TARDE PARA TOMAR ALGO

-La muchacha de ojos triste, para decirle, aha, e irme ( si tengo valor)
-Con caperusa, no sé muy bien por qué.
-Con George y Terry, e invitarles a tomar unas jarras de hidromiel y unas salchichas de Y-me-voy-a-la-ruina Escurridizo. No hay nada mejor en este mundo, definitivamente (salvo la siguiente opción).
-Con la familia, toda, y sentirme orgullo de pertenecer a una estirpe tan maravillosa y tarada. Lo de esta familia si que es una novela rio sobre cuatro elefantes a lomos de una tortuga viajera.
-Con mi otro yo en el Red Velvet.

5 COSAS QUE TE HAGAN REIR A CARCAJADAS

-La expresión " un piriquitoooooooo" de la Segona Hora. Lo sé, inexplicable.
-Faemino y Cansado con más de lo mismo. ¿Tiene gracia seis veces el mismo chiste? ¡SÍ!
-Las bloggers que corren por estos lares, sobre todo cuando son ellas mismas en esencia.
-Que vida más triste, porque lo triste de la vida es no reirse de ella misma. ¡Toma, toma, toma!
-Los chistes de mi tía Cati y su debate coloquio posterior donde nos explica, de forma surrealista, la parte chanante del chiste, repitiendo las mejores jugadas, aunque no las haya. Impreluznante.

Y yo añado:

5 COSAS QUE TE HACEN SACAR LA CABEZA POR LA VENTANA

-El sonido del chiflo del afilador, me apasiona que existan todavía. Suena a infancia.
-El olor de algunas colonías que usa mi señora madre, ¿de qué animal han sacado esas feromonas?¿de la mofeta abrigus de abuela ranciae?
-El después de una tormenta.
-Las ganas de volar, de gritar.
-El jaleo, mi curiosidad, las ansias de saber que está pasando ahí que hay muchedumbre murmurando.


5 COSAS QUE TE PONGAN LA PIEL DE GALLINA

-Los primeros acordes de la canción de Joaquin Sabina "Y sin embargo...".
-El agua recorriendo mi espalda en la ducha, con el grifo en posición temperatura magmática.
-Releer Canción de Hielo y Fuego.
-Rememorar el pasado a través de según que olores y aromas.
-La felicidad auténtica y absoluta.

5 COSAS TEORÍAS PROPIAS CIERTAS COMO LA VIDA MISMA

-Cuando digo "una partida más y prou", o "un minuto más y lo dejo", jamás jamás es la última o el minuto dura 60 segundos.
-Cuando quiero que pase algo y pienso que va a pasar no pasa, y cuando no pienso que vaya a pasar para no gafarlo, hace lo que le da la gana y acaba por no pasar igualmente. Todo por joder.
-Sí cuando me invitan a algo digo "vale, me parece bien, te llamo y te lo confirmo" hay un 99% de posibilidades de que ya tenga claro que no voy a ir, pero soy incapaz de reconocerlo de primeras.
-Me gustan las sorpresas, pero cuando no se que van a ser una sorpresa. Como sepa que me van a dar una sorpresa, odio las sorpresas, no las soporto. I want it now!
-Ciertos NO que vienen de las mujeres, o de gran parte de ellas, deben respetarse siempre, aunque hay que saber escribirlos correctamente, con S e Í. ¿Por qué es así? Ni puta idea, necesitaría 200 años para entenderlo y poder escribir otra teoria. ¿El problema? Qué hay NO's que se escriben N y O, y se supone que tienes que saber diferenciarlos. Si no sé cuando se cuando es E oberta o tancada en catalán, que es varios millones de magnitudes más fácil diferenciarlos, ¿cómo voy a saber esto????? Dejar de volverme locoooooooooooooooooooooooooooooooooo... po favó... snif.

Frase del día: "...cada estoy más segur@ que mi danny será importante, y su hijo, y mi Arya, y mi Jon, y mi Bran, los más mejores..." (Oculus the Visionary)
-Jajajajajaajajajajajajajaajajajajajajjajajaajajajajajajajajajaajajajajajajaja...perdón.

jueves, 3 de marzo de 2011

Capítulo 46: R-TO'S D2

Eran la típica pareja de adolescentes que habían decidido que ya era el momento. A pesar de ser más madura y experimentada que su chico, esta iba a ser la primera vez para los dos. "¿Me acompañaras antes a mirar un par de cosas por el centro, verdad?" le preguntó ella con ingenuidad seductora. "¿Y por qué no?" pensó él. "Total, van a ser 4 tiendas, vale la pena el sacrificio". Como ya había dicho antes, todo esto era muy nuevo para el pobre iluso.

La tarde en el centro comercial fue la contrastación definitiva de que, la teoría de la relatividad de Einstein, es dolorosamente cierta. Un minuto era un medida de tiempo que distaba mucho de parecerse a su intrínseca esencia según en el lado que estuvieras en esos instantes. Mirar maniquis cada vez más rotundos y con prendas tan pequeñas y sinuosas, tampoco facilitaba la espera que pudiera decirse.

Por si las cosas no fueran complicadas ya, llegó la famosa petición para la que ningún principiante del amor conoce la respuesta correcta. "Cariño, ¿podrías aguantarme un momento el bolso?". Él respondió justo lo contrario a lo que dictaba la sentatez. "Sí, claro".

Los primeros instantes en los que lo sostuvo en sus manos fueron parecidos a la sensación de cuando sacas un plato de sopa del microondas. Lo agarraba con cierta indiferencia , de forma automática, sin pensar. Pero repentinamente, las asas del bolso empezaron a arder entres sus dedos como si hubieran sido forjadas en las entrañas del infierno. Un momento de lucidez le hizo ser consciente de su nueva realidad. Estaba allí de pie, con un bolso de mujer en las manos, perdiendo masculinidad a la misma velocidad que un flotador pierde aire en la cintura de un erizo. Lo llevó al hombro para liberar sus manos pero le pareció incluso más estigmatizador. Se convirtió en pura alergia. No dejaba de intercambiarlo de forma compulsiva, como si tenerlo más de 3 segundos en el mismo sitio fuera a provocarle un sarpullido colérico.

Y entonces sonó un móvil. No el suyo. "Cariño, me llaman, cógelo please, que me estoy probando una blusa" dijo su chica desde el otro lado de la cortina.

Una cosa era aguantarlo, otra, abrirlo. Metió la mano dentro como quien teme que, en cualquier momento, un cepo para osos pudiera saltar y apresarte la muñeca. Fuera como fuese, de los nervios de la busqueda, se le cayó el bolso al suelo, desparramando toda una colección de cosas que jamás hubiera pensado que cupieran en un espacio tan pequeño.

Unas llaves, kleenex de tres aromas distintos, gomas del pelo y de pollo, monedas, pintauñas, un ¿abridor?, boligrafos, tiritas, chinos de aquellos que antes se llevaban en las pulseras, maquillaje, algodón, un tanga, una cucharrilla, dos tazos, colonia, una botella pequeña de agua, un tamagochi sin pilas, el monedero, otro pequeño monedero, otro monedero incluso más pequeño, el movil y ... una cosa alargada blanca con un hilo en un funda de colores... con forma... fálica.


Lo fue recogiendo todo ante la atenta mirada de su chica que, con el probador ya abierto, le observaba desde arriba. Fue cuando, debido a lo embarazoso de la situación, dudo por donde agarrar aquel palito blando, lo que aprovechó ella para decir, con una gran sonrisa y en voz bien alta: "¿Vas a recoger mi TAMPAX o no?". Aquella fue una de esas ocasiones en que, los planetas, se alinean y el mundo decide hacerte protagonista durante dos segundos. La palabra se hizo eternamente sonora por toda la tienda coincidiendo con un momento de silencio universal donde, hasta la música, se había tomado un descanso para hacer el cambio de tema.

Pudo verse en la cara del chico la gama cromática de rojos más completa de la que haya sido consciente la humanidad en tantos siglos de existencia. Salieron de la tienda con una blusa de más y un mundo de orgullo de menos.


La tarde dió paso a la noche y llegó el momento de ir al hostal donde habían reservado habitación. Fue cuando él le preguntó a la chica. "Cuándo se me cayó el bolso, pude comprobar que llevabas de todo menos lo que vamos a necesitar esta noche... me dijiste que te encargarías". Ella puso cara de circunstancias y le respondió. "Está bien, vayamos a la farmacia que hay al final de la calle, espero que no me reconozcan...".


Llegaron a la puerta y ella le miró a él con carita de cordero degollado, pero no coló. "Entro contigo si quieres, pero los pides tú". Ella aceptó, menos daba una piedra.

Al contrario de lo que ella hubiera deseado, había más gente de lo normal. "Maldita gripe" masculló entre dientes. Esperó inquieta su turno, pensando en Einstein y en lo caprichosas que eran sus teorías y lo facilmente que se daban la vuelta. "Siguiente" dijo el farmacéutico, a la vez que sonaba el timbre y entraban varias personas más. "¿Qué desea?" se dirigió a ella con las manos sobre el mostrador, y con rostro espectante. "Hola, buenas noches, esto... querría una caja de profilácticos..." ."¿Perdona?" dijo él. "Sí, que bueno, que querría una caja de gomitas..." . "¿Podrías hablar un poco más alto, guapa?" le pidió sin dejar de arquear las cejas como gesto claro de no estar entendiendo ni media palabra.

Ella, completamente cohibida al ver que la farmacia se llenaba más y más por por momentos, hizo acopio de fuerzas y volvió a decir. "Sí, claro, que quiero una cajita de preservat..."...

"CONDONES, ella quiere una caja de condones, de 24 a ser posible" dijo el chico con voz enérgica y un retrogusto de dulce venganza al oir retronar sus palabras por todo el local. El dependiente asintió con una sonrisa y fue a buscarlos.

Ella no atinó a cerrar la boca hasta que la caja de preservativos estuvo sobre el mostrador. Oye lejanamente como le preguntaba si quería algo más. Respondió que no con un hilo de voz mientras notaba como las miradas y sonrisas disimuladas de la gente se clavaban en su cogote, a la par que sacaba un billete y guardaba su compra en su atiborrado bolso.

Se hizo un pasillo en el momento que ambos abandonaron la farmacia, mientras que ella, sin levantar la vista del suelo, grababa en su retina el dibujo de las baldosas de la tienda por donde había quedado desparramado su orgullo y dignidad.

No llegaron a pisar la puerta del hostal aquella noche. Ni aquella noche ni nunca. Este es el motivo por el cúal ellas no compran condones y ellos no sujetan bolsos.

El motivo por el cuál no se debe jugar con gente con el pelo más rizado que tú mismo, no hace falta explicarlo, cae por su propio peso.




Frase del día: "Juego de Tronos: Lobos contra Leones" (El País digital, 3-03-11)
-The Serie is coming...